Bienvenidos. Como cambiar el mundo sin ninguna revolución.

Cómo cambiar el mundo sin ninguna revolución

Elias es un pueblecito agrícola y aislado del centro de Grecia, que, con apenas 33 habitantes, se está muriendo.  Aquí transcurre la historia de «Los Tomates escuchan Wagner», una película documental premiada, que cuenta como dos primos muy ingeniosos, habitantes del pueblo, se unen a las abuelas del lugar para cultivar tomates con un método peculiar, y exportar frascos de tomate orgánico a todo el mundo.

Con esa ilusión, la película retrata la vida en el mundo rural, la despoblación, el modelo económico capitalista, lo dificil de conciliar los sueños de los habitantes del pueblo con un mercado competitivo, y la necesidad de buscar el equilibrio entre lo tradicional y la innovación.

Es esta una historia sobre la vida local y su conexión con el mundo global, y de eso va este blog, de las conexiones que se pueden crear en torno a la Administración Local y el desarrollo de proyectos socio-culturales.

Y de la importancia de tener presente la identidad cultural de los municipios, sus recursos y su población para generar políticas y proyectos de desarrollo.

 

Un poco de historia y derecho…  Y es que sobre el Municipio, históricamente se han dibujado dos concepciones: una administrativa, que contempla al Municipio como institución prestadora de servicios, y otra representativa, como estructura social destinada a la participación ciudadana. Ambas son recogidas por la legislación actual y configuran el concepto legal del mismo.

Pero más allá de la concepción legal del Municipio, se encuentra la intrahistoria del mismo, aquello que permanece siempre en él, por encima o por debajo del aquí y ahora, olvidado por las normas que no han sido dictadas desde el contexto de las creencias sociales, la historia y, en definitiva, la cultura engendrada por cada pueblo o región.

Y ahora, cuando la muerte acecha a los pequeños municipios, resurge un debate entre los que defienden la fusión y los que abogan por la cooperación mediante la creación de entidades supramunicipales. Y, como no podía ser menos, este debate se ha traducido en la práctica en una pugna centrada en quien ejerce el poder político sobre estos lugares, sirva de ejemplo, la ley de mancomunidades de la Comunidad Valenciana y los recursos judiciales e intervenciones públicas en torno a la misma.  Esto para otro post.

La cuestión es que cada vez se escuchan más voces que dicen que ha llegado la hora de reconstruir la institución del Municipio interrogandose por el verdadero modo de ser y el sentir de la vecindad, a fin de proporcionarle la función social y política más acorde a su naturaleza, de manera que la convivencia local recobre, en cada región o territorio, un ropaje jurídico acorde con su modo de ser específico, sin que quepan fórmulas uniformes para todos los Municipios por igual.

 

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